Las asambleas deciden a partir de ahora la hoja de ruta a seguir en los próximos meses. Indignados ocupan en Madrid un hotel cuyo uso se está debatiendo y en Barcelona un edificio para albergar a familias desahuciadas¿Y ahora qué? El 15-M ha demostrado una inagotable capacidad de movilización con más de 80 marchas multitudinarias celebradas el pasado sábado por toda la geografía española. El clamor de los indignados contra el modelo económico salido de la crisis es además a partir de este fin de semana un fenómeno global con réplicas en los cinco continentes. Sin embargo, siguen las dificultades para articular un discurso propio en un movimiento empeñado desde el principio en tomar decisiones desde la horizontalidad.
La asamblea general que se celebró en la Puerta del Sol tras la masiva manifestación del sábado fue un buen ejemplo de las dificultades que encuentra el movimiento para definir sus propuestas. Se tornó caótica e incluso tensa en algunos momentos. Ya entrada la madrugada, el equipo de moderación decidió suspenderla por la imposibilidad de mantener el silencio y los turnos de palabra. Los primeros coletazos de la autocrítica que deja la resaca del 15-O se dejaron ver precisamente en esa asamblea. En un comunicado, se aceptó que "el miedo a compartir la diversidad" en el interior del movimiento había provocado desuniones. Esta situación acrecentaba el riesgo de "caer en las viejas formas de activismo". En el mismo texto se asumía que hay gente "preocupada" por cómo canalizar la energía que está creando el 15-M. Como respuesta a esta inquietud se incidía en la necesidad de "comenzar a tomar decisiones".
A título individual, fuentes del 15-M de Madrid opinan, sin embargo, que es necesario utilizar el tiempo necesario en las pequeñas decisiones para poder generar amplios cambios. "Por eso se genera esa lentitud que a veces puede parecer más torpeza que operatividad", admiten. No obstante, mantienen la voluntad de seguir trabajando "desde lo local" y aseguran que "la fuerza" que les proporciona el éxito del 15-O hará que el camino sea algo más fácil a partir de ahora. Aún así, mantienen la alerta y aseguran ser conscientes de que todavía hacen falta "muchos 15-O" para "sacar a la calle a toda la gente que sigue viendo las movilizaciones desde el sofá".
Para Rita Maestre, de Juventud Sin Futuro, las manifestaciones del sábado fueron una "gran demostración de fuerza" que superó las expectativas del movimiento y que demostró que el 15-M "tiene mucho recorrido por delante". "Supone un salto cualitativo grande, ha calado la idea de que muchos problemas son globales y necesitan una respuesta global, aunque luego cada uno tenga sus circunstancias locales. Es momento de ir concretando poco a poco reivindicaciones genéricas", dice Maestre. Juventud Sin Futuro estudia y prepara acciones para los próximos meses que girarán sobre dos ejes: el de la precariedad y el empleo y el de la educación.
Nacho, miembro de Acampada Sol, cree que el 15-M está ante una nueva etapa y apuesta también por sacar partido de las "interesantes propuestas" que están saliendo de los grupos de trabajo y las asambleas. "Quizá haya que empezar a perseguir una serie de demandas más concretas y, sin duda, aprovechar las sinergias entre los grupos e intentar ir en la misma dirección", señala. Ayer era un día de resaca para muchos que, como Nacho, trabajaron durante semanas para conseguir coordinar las protestas del sábado.
Precisamente con el objetivo de seguir avanzando con acciones concretas, indignados de Madrid y Barcelona se lanzaron en la misma noche del sábado a ocupar edificios abandonados para darles un "uso social". En Barcelona se consolidó la ocupación de un inmueble de viviendas de nueva construcción en el popular barrio de Verdún, en el que se alojarán familias deshauciadas, informa Joao França.
El sábado, tres familias ya pasaron la noche en sus nuevas viviendas y ayer estaba previsto que fueran siete en total. Las familias todavía no han trasladado a las casas sus enseres y desde la asociación 500x20, que está organizando el espacio, aseguran que lo prioritario es estabilizarse en ese lugar ante la amenaza de un desalojo.
Entretanto, un grupo de indignados madrileños también comenzó a instalarse en el antiguo Hotel Madrid, abandonado desde hace años y situado muy cerca del la Puerta del Sol.
Tras la asamblea del sábado, algunos manifestantes decidieron ocupar el edificio al que aseguran que accedieron "sin forzar la cerradura porque la puerta estaba abierta". "No es algo nuevo, de la liberación de espacios públicos se ha hablado en las asambleas", comentó una de las indignadas a las puertas del hotel. "Quizá es el momento que empecemos a cuestionarnos el concepto de propiedad privada", agregó otra.
Pequeños grupos debatían al cierre de esta edición frente al Hotel Madrid los posibles usos que podría tener el edificio. Se barajó la posibilidad de alojar en él a familias desahuciadas o la creación de un centro social autogestionado, entre otras propuestas. Por otra parte, los dos parados que comenzaron el sábado una huelga de hambre hasta las próximas elecciones generales plantearon a la asamblea la posibilidad de utilizar el hotel para pernoctar durante su protesta.