Las arcas municipales viven su peor momento
Las dificultades económicas obligan a una mayor dependencia del Gobierno y hace que la principal esperanza frente a la deuda que se genera sean los fondos anticrisis.
Los ayuntamientos se enfrentan a sus peor situación económica en las últimas décadas. A la espera se encuentran los ayuntamientos para ajustar a sus proyectos el dinero que se derive de las nuevas órdenes ministeriales o autonómicas que vienen a aliviar las maltrechas arcas municipales con fondos de los que hasta el momento se han denominado como anticrisis. Así, su miras de ingresos va dirigida a una financiación a través de otras administraciones, puesto que aunque era algo minoritario en el pasado, ahora se convierte en el principal recurso cuando bajan las licencias. Por otra parte se encuentra el dinero transferido a través de los Presupuestos Generales del Estado, los que a la larga, y más con la situación económica que se atraviesa en la actualidad, genera deuda, que se convierte en un arma difícil de equilibrar.
El procedimiento es para los ayuntamientos beneficioso, sobre todo cuando cobra muchos impuestos a los ciudadanos. De hecho, los ingresos son consecuencia directa del cierre de las liquidaciones del año anterior. El Gobierno central les aporta dinero en función de la recaudación de un grupo de impuestos, sea IRPF, especiales e IVA. Así, como es la tónica general en las administraciones locales en la actualidad, si los ingresos han caído consecuentemente, caen las aportaciones en las transferencias habituales. Pero el Estado hace sus aportaciones por adelantado y calcula su asignación a los municipios en función de los ingresos del año anterior. En 2009 los ayuntamientos han cobrado en base a lo que se recaudó en 2008.
Finalmente, cada año se ajustan las cuentas entre las administraciones, con el objetivo de equilibrar lo que ha pagado con lo que se ha recaudado.El problema es que ahora, con la crisis, la recaudación baja año tras año y en consecuencia las liquidaciones anuales son negativas para muchos ayuntamientos. Por lo tanto el Estado, les reclama ese dinero, aunque como medida paliativa, les aplaza el pago durante cuatro años, pero no por ello deja de existir la deuda, que suele incrementarse año tras año. La solución utópica en épocas difíciles, es bajar tanto la inversión como los gastos corrientes, aunque ello también lleva aparejado el personal.
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